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Crónica de lo acontecido en la ciudad de Vigo en 2017

Ceferino de Blas, cronista oficial de la Ciudad de Vigo


Han transcurrido muchas décadas desde que la naturaleza no actuaba de modo tan determinante en la vida de Vigo.

Solo los más veteranos del lugar recuerdan otra situación similar, cuando se puso de moda el lamentable estribillo: la pertinaz sequía.

Desde entonces diferentes titulares periodísticos y sumarios definieron las características de cada año que transcurría. Del país y de la ciudad.

Hasta 2017, en que la naturaleza ha vuelto a desbordarse. Aunque sus efectos han sido contradictorios: negativos y positivos.

Como el ser vivo que es, Vigo acaba de cumplir 207 años. Su antigüedad tiene el origen en la guerra contra Napoleón, que los vigueses denominan de la Reconquista. El 29 de marzo de 1809, Vigo culminó la epopeya de ser la primera población de la Península que derrotó a los franceses.

Por los méritos contraídos, al año siguiente le fue otorgado el distintivo de ciudad, cuyo escudo lucía estas divisas: fiel, leal y valerosa.

Casi un siglo después incorporó la leyenda de “siempre benéfica”, de la que en tantas ocasiones ha hecho gala. Es uno de los signos que definen el año que relata esta crónica.

Estado de la cuestión

Comencemos con las premisas.

Los presocráticos decían que el mundo lo integran cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego.

Las ciudades las conforman tres principales componentes: la gente, el urbanismo y el entorno natural. Y Vigo, la ciudad objeto de esta crónica, se caracteriza por ser marítima, industrial y civil. También por el componente rural, que no ha perdido. El rururbano vigués es otro de sus signos.

Con estos conceptos se teje el puzzle por el que discurre la historia de 2017.

Cada año resalta alguno de los componentes que caracterizan las ciudades.

En unos casos es alguien con nombre y apellidos el protagonista de los acontecimientos. Agrupados en el tiempo, son los personajes que lideraron las diferentes etapas, y a cuya actuación se deben los logros que perviven.

En otros es el colectivo, la propia ciudad, que ejerce tal influencia - las grandes manifestaciones reivindicativas-, que logra los cambios.

O el urbanismo, que se configura como un símbolo - una estatua, el “sireno” - o transforma el paisaje urbano, como ocurre con la humanización de calles.

Pero es la naturaleza, que engloba los cuatro elementos del mundo antiguo, la que puede condicionar el vivir de una población o un territorio.

En 2017 la naturaleza se ha impuesto, y ha mostrado su poderío con efectos divergentes: benéficos y destructivos.

Sequía pertinaz

Galicia parecía un paraje del Sur, horadado por el avance del desierto. Nunca los embalses han acumulado tan escaso caudal. Hacia muchos años que la sequía no suponía un peligro inminente.

En contraste con la magnífica temperatura y los días soleados, que trajeron más turistas que nunca a la región y a la ciudad, la persistente ausencia de lluvias ha ido reduciendo los pantanos, el de Eiras, y la presa de Zamáns, con que Vigo surte a su territorio y a los ayuntamientos del entorno, hasta un mínimo que no se recordaba.

Por primera vez se ha temido que hubiera que aplicar funestas restricciones - las hubo para el riego-, y se ha planteado iniciar las obras de un trasvase del Río Verdugo, que quizá sea imprescindible en el futuro, ante el cambio climático, si retorna una sequía extrema.

Que nadie piense que un año o dos de lluvias es la solución.

Lamentablemente, ante un bien imprescindible como el agua, surgieron conatos de protesta por parte de algunos ayuntamientos por los que corre el río Verdugo que, paradójicamente, se surten de los embalses de Vigo. Se oponen al trasvase y llegaron a organizar manifestaciones. Su comportamiento asemeja al del hambriento que se muere de inanición por preservar el alimento del futuro.

Arde la tierra

En el contraste de los elementos siempre predomina uno. El agua se hizo remisa y el fuego se desató. Fue el que ofreció la cara más horrible, al presentarse raudo y envolvente, provocado en su origen previsiblemente por manos criminales, en la mayoría de los trescientos incendios declarados durante 48 horas.

Los días más convulsos fueron el 14 y 15 de octubre, que llenaron de humo la ciudad, llevando el miedo a mucha gente, que jamás imaginó una situación semejante. Y lo que aún es más terrible: las llamas causaron cuatro muertos, tres en el entorno de Vigo, y arrasaron alrededor de 50000 hectáreas.

El fuego cercó núcleos urbanos. En Vigo se desencadenaron un total de 93 focos simultáneos en diversos puntos, que rodearon la ciudad, el domingo, 15 de octubre. Todo el país estuvo pendiente de lo que ocurría en Vigo, ya que las televisiones y las redes sociales difundieron imágenes dantescas de lo que sucedía.

La desgracia hizo brotar lo mejor de los vigueses. Una riada de solidaridad puso freno en muchos sitios al fuego devorador. Se formaron cadenas humanas con los más primitivos recursos, con cubos de agua y todo lo que estuviera al alcance para combatir las llamas que se acercaban implacables y mortíferas a las viviendas.

Un hombre murió en San Andrés de Comesaña, al caer de un muro, cuando iba a avisar a una vecina del avance del incendio.

En la comarca perecieron dos mujeres de Chandebrito, cuando trataban de escapar en un vehículo y se vieron rodeadas por las llamas. El cuarto fallecimiento se produjo en Carballeda de Avia ( Ourense).

Pasada la tormenta de fuego, con el alivio de unas lluvias mínimas, y la tregua que dieron los incendiarios, queda el duelo por los muertos, el miedo de haber estado al borde de la perdida de las propiedades, y hasta de la vida, de aquellos que se vieron amenazados en primera línea y estuvieron más expuestos. Y persiste el dolor por los estragos en los montes, la vegetación, el paisaje. !No cabe imaginar tanto espanto causado por seres humanos, que hace llorar a los espíritus sensibles, que mete la tristeza en lo más hondo!

No es el fuego purificador de la noche de San Juan, es el incendio criminal de Nerón en la ciudad de Roma.

Ojalá no vuelva a repetirse, no porque los pirómanos dejen de actuar, que las mentes criminales no suelen lamentar la desgracia ajena, sino porque haya tanta prevención y tanta cooperación ciudadana que no se den las condiciones para que se desencadenen grandes incendios.

!Qué esplendorosa es la naturaleza, pero que terrible cuando se desata.!

Más 365 días

Lo que antecede es el poso, el contenido del gran titular que resume lo trascendente del año.

Ahora tocan los sumarios, las otras cuestiones, para completar lo que aconteció durante los doce meses transcurridos.

Aparecen como temas menores comparados con el resoplido de la naturaleza, pero ha habido otros asuntos reseñables en 2017, porque en los 365 días del año siempre surgen noticias que se recuerdan.

Aunque lo que ocurre en el mundo y en el país supere la vida cotidiana del entorno, Vigo como escenario no tiene parangón.

Que se lo digan al poeta Celso Emilio Ferreiro que, con motivo de la Fiesta de la Reconquista de 1954, calificó la ciudad como un milagro. Y así tituló su artículo: Vigo, puro milagro.

Unía al acierto de la definición la esbeltez literaria: Vigo es el milagro del mar que brota como una flor en su orilla.

Amor a primera vista

Siempre la describieron más bellamente, porque la percibían con los ojos de la inocencia del recién llegado, los que vinieron de fuera. De ahí que sean tantos los forasteros que se sintieron atrapados y a los que enamoró. Un amor a primera vista.

Porque es una ciudad de acogida. Hasta el extremo de que hace solo un cuarto de siglo que los nacidos en su territorio superaron a los residentes foráneos. Ocurrió en el censo de 1991, y se dio a conocer como un acontecimiento. Por primera vez en la historia moderna, en Vigo vivían más nativos que los llegados de fuera.

La receptividad y la capacidad de integrar figuran entre sus signos distintivos, y el efecto es que la inmensa mayoría de los moradores de otras procedencias se sienten tan hondamente vigueses como los nativos.

Muchas de las obras relevantes de la ciudad se deben a ellos. Contribuyeron al milagro de la empresa, el comercio, la docencia, el arte, la tecnología o la innovación. Y desde la política.

La ciudad es un ser dinámico, en sus calles, en la arquitectura y el paisaje. Por eso cambia y se transfigura. Cuando se rehabilita un edificio en el Casco Vello, retorna una imagen antigua y se readapta al presente. Cuando un personaje emerge porque vuelve a cobrar protagonismo, se recuerda a quien hizo cosas importantes y se revitaliza su figura.

Vigo, en contra de infundios negacionistas, tiene memoria histórica.

Se ha adaptado a los signos de los tiempos, a lo que estaba predestinada, a ser la mayor población de Galicia. Con errores, pero con notables aciertos, porque en el crecimiento urbano que promovieron los antepasados vigueses, está la ciudad de piedra de que habla Otero Pedrayo: suntuosa, encomendada a excelentes arquitectos.

Más turistas que nunca

Año increíble de sol y turismo, en el aspecto positivo de la climatología. Ha traído a tanta gente como no se recordaba. Los hoteles han registrado una gran afluencia de clientes de todas las regiones de España, y las terrazas se han multiplicado y agrandado para acoger tanta demanda.

Tal cúmulo de visitantes ha tenido una repercusión considerable en el tráfico de los barcos de la ría, que en sus regulares singladuras a Cangas y Moaña han superado todos los registros. Las colas que se formaban eran larguísimas y las cubiertas han ido repletas en la mayoría de los viajes.

En especial los sábados y domingos, en los que injustificadamente se reducen a la mitad las frecuencias, al salir los barcos cada hora.

Las compañías no contemplan la circunstancia de la gran afluencia estival y mantienen el servicio de invierno. Ni se plantean actualizar el horario, que debería ser ampliado hasta media noche en los fines de semana.

Otra consecuencia positiva del turismo ha sido el récord de viajeros de Peinador: más del millón, como antes de la crisis. Lo que era impensable, se ha logrado: cambiar la tendencia y mirar el futuro con más vuelos y compañías que operan desde Vigo, pese a la voracidad de Oporto y la competencia de Lavacolla.

Cíes, el temor al récord

Pero lo que ha superado todas las previsiones ha sido la demanda para ir a Cíes, convertidas en el segundo monumento de Galicia tras la catedral de Santiago, pese al establecimiento del numerus clausus para viajar a ellas.

El entusiasmo de tantos miles de personas por pasar unas horas en las Islas ha desatado la picaresca, y algunas de las compañías navieras que hacen los traslados han ignorado las recomendaciones, cargando mayor número de pasajeros del permitido y, lo que es más reprobable, haciendo trampas para despistar a la autoridad.

Han hecho bien los responsables al imponer multas a los infractores, porque es deber y obligación de todos proteger a las islas e impedir que se conviertan en un parque de ocio. ¡El récord en número de visitantes es el gran peligro!

Las Cíes demandan cada vez más protección, que sólo se logrará cuando se haga realidad el anhelo de que sean proclamadas Patrimonio de la Humanidad.

Desde la ciudad se ha emprendido una fuerte campaña, con participación de amplios sectores sociales -en especial técnicos y académicos-, para conseguirlo. Es un objetivo prioritario.

Deporte urbano

Otro momento cumbre del verano ha sido la celebración de una nueva edición del Marisquiño, que se ha convertido en una cita inexcusable para los amantes de los deportes urbanos. Sin duda es la fiesta de referencia en España en este ámbito.

Vigo ha acertado plenamente al adoptar como propia la moda de los deportes de las tribus urbanas, que constituye un estilo de vida, porque sintoniza con el afán de modernidad que la caracteriza.

No sólo acapara el tirón que ejerce entre los jóvenes, sino que repercute en la generalidad de la gente, interesada en el espectáculo, y a la que gusta contemplar esas acrobacias tan espectaculares.

Vigo ha asumido con naturalidad la capitalidad del deporte urbano. Las imágenes neoyorquinas o californianas que se veían en las películas, de jóvenes practicando contorsiones en las aceras, sobre tablas de patines, bicicletas especiales y haciendo malabarismos, forma parte del corpus de atracciones estivales.

De la cuestión política

Aunque esta crónica obvia explícitamente las cuestiones partidarias de la política, por inmediatas, y muchas veces inconsistentes, hay un hecho que por su repetición y trascendencia es inexcusable reflejar.

Cuando en el futuro se analice esta etapa, se topará con los debates entre el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y él presidente de la Xunta, Alberto Nuñez Feijoo. Son líderes en los respectivos ámbitos, y ambos elegidos por mayoría absoluta, en tiempos en que las mayorías son rara avis. De ahí la repercusión de lo que dicen.

Sus enfrentamientos acaparan la atención de Galicia, hasta oscurecer el resto de debates, en clara demostración de que Abel Caballero ha colocado a Vigo en el lugar que le corresponde: el centro de la política autonómica.

Ha logrado lo que parecía impensable: que la palabra Vigo preceda en interés a todas las demás. Porque Vigo tiene una entidad superior al resto de ciudades, y lo que reclama el alcalde es de justicia, por deudas o cuestiones pendientes de la Xunta.

Nada nuevo bajo el sol, en lo que se refiere a la relación de las Administraciones con Vigo.

A lo largo de la historia aparecen frecuentes referencias a las quejas de la ciudad por su abandono. Y no faltan ocasiones en las que las autoridades viguesas llegaron a transmitir a otras Instituciones que no querían nada. Solo que las dejasen hacer y no las obstaculizaran.

El pergamino Vindel

Después de un siglo de su descubrimiento en Madrid por el anticuario Pedro Vindel, que le da nombre, ha llegado para su exposición el pergamino con las cantigas musicadas del juglar Martin Códax, en las que cita por primera vez el nombre de Vigo.

El pergamino, que fue adquirido por el diplomático y músico español, Rafael Mitjana - pese a que Rodríguez Elías había pedido en 1917 que lo comprase la ciudad-, fue trasladado a Upsala donde ejercía. A su muerte pasó a los herederos, y tras un periodo de olvido y silencio, salió a subasta y fue adquirido por la Morgan Galery de Nueva York. Es esta institución la que lo cedió para su exposición. De octubre de 2017 a marzo de 2018.

Lamentablemente el pergamino no se expuso en el museo central de Vigo, que habría dado ocasión a que lo admirasen todos los vigueses, sino en el Museo del Mar, una estructura fabril recuperada en un hermoso paraje, que por su ubicación no propicia las visitas masivas en invierno.

La ciudad late y reacciona cada vez que se la incentiva. La presencia del Vindel reavivó las señas de identidad de Martin Códax: la escultura que tiene erigida en el Castro y el nombre de su calle, próxima a la de Alfonso XIII.

Su entrada en el callejero la decidió el ayuntamiento en una sesión presidida por el alcalde Ceferino Maeztú, de cuya corporación formaba parte el periodista, historiador y futuro cronista oficial de la ciudad, Avelino Rodriguez Elias. A él corresponde la iniciativa.

En aquel tiempo, con Vigo en pleno desarrollo, se necesitaba poner rótulos a nuevas calles. Al designar la de Martin Códax, un número considerable de vigueses aprendió por primera vez su nombre. Corría el año 1920.

Arte en las paredes

Si el arte puede contemplarse al aire libre es cuando menos señal de buen gusto. Máxime si se pone belleza donde no existía. Es lo que empieza a distinguir a la ciudad.

El feísmo de las paredes medianeras está siendo sustituido por el colorido de grandes murales. Elementos puramente estructurales, las más de las veces feos, se están transformando por mor del programa municipal de embellecimiento en espacios para admirar. Cada vez más edificios se transforman en piezas de un museo al aire libre, hasta el punto de que se organizan recorridos descriptivos para contemplar las obras más llamativas. A veces las explican sus propios autores.

El tímpano de la concatedral

Los poetas vigueses del pasado siglo, que los hubo en abundancia, estarían encantados de que la concatedral, a cuya vera se asentaba el olivo, árbol totémico, haya recuperado un elemento que habla de su antigüedad y su esplendor: el tímpano.

Representa dos escenas de los Evangelios: una es la Anunciación y otra la Epifanía.

Es el único elemento de la antigua iglesia de Santa María, patrona de Vigo, que ha sobrevivido a los saqueos del pirata Drake, los incendios y otros desmanes.

Después de muchos años de exilio el tímpano ha vuelto a su lugar de origen.

Gonzalo de Vigo

El puerto, tan importante para la ciudad, que constituye su base económica y social, y ha sido clave para superar el aislamiento a que la somete ser una esquina del finis terrae, también se ha sumado a la recuperación histórica. Ha dado vida, con la erección de su estatua, a un personaje peculiar: Gonzalo de Vigo. Explorador del siglo XVI, participó en la gran aventura de Magallanes y Elcano de dar la primera vuelta al mundo.

El cronista Gonzalo de Oviedo no lo trata bien, porque escribe que fue un desertor con lo que conlleva de peyorativo tal acusación.

Pero lo que hizo el expedicionario vigués de la vuelta al mundo fue desembarcar en las Molucas y salvar la vida, para fortuna de los españoles.

Cuándo regresó una segunda expedición que lo rescató les sirvió de intérprete y su medición será decisiva para que los compatriotas no fueran masacrados por los nativos.

Nos han dejado

Entre quienes han quedado en el camino, cabe recordar a Alfonso Zulueta de Haz, prestigioso Notario, gran galleguista y amigo de todas las personalidades que han dado gloria a Galicia en la segunda mitad del pasado siglo. Había sido presidente del Consello da Cultura Galega, y hasta su muerte de la Fundación Penzol. Era miembro del Instituto de Estudios Vigueses.

Con el fin de año también nos abandonó la poetisa Xohana Torres, que ocupaba un sillón en la Real Academia Galega.

El arte vigués también se vistió de luto con la muerte de un representante destacado, Pedro Solveira, creador de formas con el metal, unas composiciones que entroncan con sus orígenes de Teis.

Frente a la tristeza por las pérdidas, la alegría de que Luis Torras, el decano de los artistas vigueses, y gallegos, sigue creando. A punto de mudar de año ha cumplido 105, y para festejarlo ha mostrado su último trabajo ¡y sus proyectos!

Otro motivo de satisfacción para la cultura viguesa es el galardón obtenido por el poeta Antonio García Teijeiro: el premio Nacional de Literatura.

El puente de Rande

El cambio más profundo en la imagen del entorno ha sido la ampliación del puente de Rande. Ha perdido su perfil estilizado original, y ha ensanchado, como las personas que ganan kilos con la edad. Ya no presenta la línea esbelta que lució durante los 36 años cumplidos.

A finales de diciembre se han inaugurado los nuevos carriles que dan servicio al Morrazo, con lo que se gana capacidad para evitar los atascos que se producen en verano.

Para solemnizar la efeméride ha venido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Las prisas por poner apto el puente para el tráfico antes del nuevo año, se atribuyen al afán de la compañía Audasa por incrementar el precio del peaje en 2018.

El Vigo industrial

Vigo demostró su carácter industrial con la automoción. Citroēn-PSA ha registrado un nuevo récord de producción de furgonetas, y es la causa de que se le haya encomendado fabricar un nuevo modelo, llamado K9.

Significa que habrá contrataciones de personal y creación de empleos.

Los patronos de la firma francesa han puesto a la factoría viguesa los deberes de competir con África. Es un reto nada sencillo, debido a la potencia que adquiere el sector en Marruecos.

Desde los años cincuenta, Vigo se ha movido laboralmente al compás de la automoción, que ha transformado la fisonomía económica del área, hasta entonces eminentemente pesquera. Los ritmos sociolaborales los marca desde entonces el polígono de Balaídos, donde se asienta la factoría automovilística.

Un buen ejercicio de producción repercute en el movimiento portuario, que ha puesto en marcha la Autopista del Mar, un importante activo para la ciudad.

El comienzo de la recuperación de la crisis, también se percibe por la revitalización de los Astilleros, que durante decenios fueron el meollo industrial. Y habían perdido empuje.

La proyección del documental “Vigo 1972”, que describe la gran huelga que causó inquietud en el régimen franquista y puso a la ciudad en la vanguardia obrera, es un reflejo de lo que significó la construcción naval para la ría.

Hacia el futuro

Si quieres la paz, prepara la guerra, argumentaban los clásicos.

Parafraseándolos, podría decirse: Si quieres una ciudad mejor, organizada el futuro.

Es la actitud de Vigo que diseña el suyo para satisfacer necesidades no cubiertas y mejorar la habitabilidad.

Por fin, habrá Ciudad de la Justicia que satisfaga la deuda pendiente con el territorio más poblado de Galicia que no dispone de las infraestructuras apropiadas.

Se instalará en el solar del antiguo Hospital Xeral, que durante más de medio siglo fue el complejo sanitario más importante del Sur de Galicia, y esta siendo demolido.

Una ubicación céntrica y con capacidad sobrada para instalar unas dependencias modernas y funcionales, como merece la dispensación de la Justicia, y con las que nunca ha contado.

También encarrila su futuro la Panificadora, después de presentar durante décadas un aspecto fantasmagórico, dominando el Casco Vello. Existe voluntad de transformarla y adecuarla a nuevos destinos.

Volverá a ser, ya rehabilitada, otro de los referentes urbanos de la ciudad, que se rejuvenece con la recuperación de este emblema de la arquitectura industrial. Y no debe olvidarse: Vigo es una ciudad industrial.

La ciudad vertical

Pero el proyecto más ambicioso y transformador es el que pretende revertir la esencia de la urbe. Lograr que lo que la naturaleza creó, las colinas, las pendientes, las cuestas que fatigan y dificultan el movimiento de la gente, lo transforme la tecnología para facilitar la movilidad a personas de todas las edades y capacidad de desplazamiento.

Ya tiene una denominación reconocida: el Vigo vertical, que comenzó con las escaleras mecánicas y los ascensores, y continuará con las pasarelas al estilo de los grandes aeropuertos.

Entraña el riesgo de modificar el paisaje, por lo que su diseño exige una gran imaginación y tacto su ejecución. Es un reto complejo para ingenieros y urbanistas.

El Celta, al borde del éxito

En el deporte, tan vinculado a la historia de la ciudad, por la antigua y significativa presencia británica, que lo introdujo en el último cuarto del siglo XIX -antes que en otras ciudades-, ha predominado el fútbol.

Ha sido un buen año para el equipo más representativo, el R.C. Celta, que ha dado satisfacciones a sus seguidores, aunque no plenas.

Llegó a la orilla, al competir en dos semifinales: en la Copa del Rey, frente al Alavés, y en la Europa League, contra el Manchester United.

Pero como le ocurrió en las tres finales de Copa del Rey que ha disputado en su trayectoria, la suerte le volvió espalda. Los jugadores, y por supuesto los aficionados, se despidieron entre lágrimas.

La buena noticia es que el futuro del estadio ha quedado despejado con el compromiso del Ayuntamiento de remodelar y modernizar completamente el histórico Balaídos. Con la tribuna ya rematada, y la grada de Río a punto de estrenarse, se intuye que el estadio será un nuevo símbolo arquitectónico de la ciudad.

Pero sigue sin resolverse la sustitución del centro de entrenamiento de A Madroa por la pretensión de la directiva del club de construir una Ciudad Deportiva en Mos. Una opción problemática.

Otro motivo de satisfacción ha sido el ascenso del Rápido de Bouzas a Segunda División B. Una hazaña de un equipo modesto, que representa a la antigua municipalidad que luce en el nombre.

Brillante final

El año ha terminado de la manera más brillante. Espectacular, podría decirse.

El alumbrado navideño ha sido tan deslumbrante que ha atraído a todos los vigueses y a muchos forasteros a contemplarlo. La prueba del éxito son las constantes riadas de gente recorriendo la calle del Príncipe, Puerta del Sol y adyacentes durante las fechas navideñas. Pero también las repercusiones para el comercio, como testimonia el comentario de la empleada de una farmacia de la calle Policarpo Sanz: hay siempre colas, como en los mejores tiempos.

Y es que el árbol de Puerta del Sol y la esfera de Príncipe no tenían parangón en Galicia y posiblemente en España.

A endulzar el fin de año también ha ayudado el cambio de la meteorología. Aunque resulte paradójico, la llegada de la lluvia ha sido acogida con entusiasmo tras un año de sequía extrema.

Coda del Cronista

El 20 de marzo, en un solemne acto en el Pazo de Castrelos, presidido por el alcalde Abel Caballero, tomaba posesión como Cronista Oficial de la Ciudad de Vigo, Ceferino de Blas Garcia, periodista, director de Faro de Vigo desde 1986 a 1994, y miembro del Instituto de Estudios Vigueses.

El nuevo Cronista es el sexto de los que ha habido en la ciudad. Le precedieron por este orden:

Nicolás Taboada Fernández, Avelino Rodríguez Elías, José Espinosa Rodríguez, José María Álvarez Blázquez y Bernardo ( Lalo) Vázquez Gil.

En un breve discurso, resaltó la capacidad de acogida de Vigo que nombra para esta responsabilidad a personas que no nacieron en la ciudad. Con excepción de Taboada Fernández, los cinco restantes no son nativos.

Por respeto al rigor histórico, aclaró un error extendido y muy repetido, que atribuye al médico e historiador Nicolás Taboada Leal haber sido el primer Cronista de la ciudad.

Fue una invención de los años sesenta. Taboada Leal nunca recibió ese título del Ayuntamiento de Vigo al que corresponde el nombramiento.

En este punto, no ha sido el mejor comienzo para el nuevo Cronista, que en absoluto se satisface de esta precisión.

Nicolás Taboada Leal hizo tanto por la historia de la ciudad que bien se merece el nombramiento a título póstumo. Le debe tanto la ciudad que es un acierto que su nombre haya sido rescatado para designar una parte del Hospital Xeral que sobrevive como servicio sanitario.

 

Vigo, 24 de abril de 2018


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